El manejo de la pancreatitis y el papel de las pruebas de lipasa pancreática

La pancreatitis, una enfermedad pancreática exocrina común en perros y gatos, puede pasarse por alto y, a menudo, ser difícil de diagnosticar con precisión. Además, la duración de la enfermedad, ya sea aguda o crónica, a menudo está vinculada a diferentes presentaciones y recomendaciones de tratamiento. Una vez diagnosticada, la prueba de lipasa pancreática juega un papel importante en el manejo y monitorización de la enfermedad.

Aquí hay una revisión de lo que mide esta prueba, las indicaciones para su uso y cómo utilizar adecuadamente las pruebas para monitorizar perros y gatos.

Signos clínicos de la pancreatitis

Si bien tanto los pacientes caninos como los felinos con esta enfermedad inflamatoria pueden presentar signos e historias clínicas vagas e inespecíficas, cabe destacar algunas tendencias específicas de cada especie. Cuando un perro se presenta con vómitos, anorexia y dolor abdominal, se recomienda una prueba rápida, ya que estos son signos clínicos comunes. Los gatos, sin embargo, son más misteriosos e inespecíficos en sus historias y exámenes físicos relacionados con esta enfermedad. Pueden exhibir cualquier cosa, desde letargo e inapetencia hasta deshidratación, vómitos, diarrea y pérdida de peso relacionada. Además, los gatos a menudo tienen más comorbilidades asociadas, como enteropatía inflamatoria crónica, colangitis, colangiohepatitis, lipidosis hepática y diabetes mellitus.

La utilidad de una prueba de lipasa para pancreatitis

Si bien la prueba de lipasa pancreática se reconoce principalmente por medir la lipasa producida exclusivamente por las células acinares pancreáticas, cumple varias otras funciones. Desempeña un papel crucial en el manejo y monitoreo de la presencia y gravedad de la enfermedad al inicio de la terapia y la progresión a través del tratamiento. Además, la capacidad de monitorear la afectación y la recuperación pancreática es vital. Hay distinciones claras entre gatos y perros cuando se trata de la mejor manera de aprovechar una prueba de lipasa pancreática para la monitorización.

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En los perros, la pancreatitis a menudo está relacionada con indiscreciones dietéticas o una dieta alta en grasas, mientras que en los gatos no existe ninguna conexión dietética. Los perros son propensos a episodios agudos, mientras que los gatos experimentan formas crónicas o recurrentes. Vamos a revisar un par de escenarios específicos de pacientes caninos:

  • Un paciente presenta signos clínicos sugestivos de esta enfermedad inflamatoria, justificando una prueba inicial de lipasa pancreática. Si el paciente es sintomático pero la prueba es normal, la recomendación es evaluar al perro por otras causas para los signos clínicos y volver a revisar una prueba de lipasa pancreática en 2-3 semanas a medida que los signos clínicos del paciente se resuelven o estabilizan para evaluar la resolución de la inflamación. Sin embargo, si los signos clínicos empeoran, las pruebas de revisión deben realizarse antes.
  • Otro escenario sería un perro clínicamente "sano" con una prueba de lipasa pancreática anormal. Si ningún otro hallazgo diagnóstico indica sugerencia de enfermedad, es probable que se produzca pancreatitis subclínica, y se debe educar al cliente sobre el riesgo de desarrollar enfermedad clínica. Esto podría incluir una prueba de lipasa pancreática si aparecen signos clínicos.
  • El escenario final es el paciente canino que presenta signos clínicos sugestivos y una prueba de lipasa pancreática anormal. Cualquier otra enfermedad subyacente primaria que se identificó a través de diagnósticos exhaustivos debe tratarse simultáneamente junto con una dieta estándar baja en grasas, medicamentos para el dolor y otros suplementos. También se indica la monitorización frecuente de la lipasa pancreática para medir la gravedad de la resolución.

Si bien los felinos también pueden presentar enfermedades agudas, es más común ver formas recurrentes o crónicas asociadas con comorbilidades como enteropatía inflamatoria crónica, colangitis, lipidosis hepática y diabetes mellitus. Dado que esto tiene múltiples causas en los gatos, el diagnóstico oportuno y preciso es esencial. No solo será necesario realizar pruebas de lipasa pancreática al principio del tratamiento diagnóstico de estos pacientes para establecer la presencia de un diagnóstico, sino que también se debe informar al cliente de la necesidad de un seguimiento más frecuente y/o crónico debido al curso más probable de la enfermedad.

Cómo las pruebas guían el tratamiento

Debe establecerse una base de datos mínima inicial para un paciente que presente signos clínicos significativos o signos crónicos intermitentes, incluido un hemograma completo (CBC), un perfil bioquímico con electrolitos y un análisis de orina completo. Un CBC puede revelar deshidratación e inflamación, mientras que un perfil bioquímico puede ayudar a identificar enfermedades concurrentes en el hígado o sistemas endocrinos.

Las imágenes abdominales pueden ser valiosas en perros y gatos a través de radiografías y/o ecografías. Las radiografías pueden beneficiar a ambas especies al descartar otras causas de los signos clínicos como cuerpos extraños gastrointestinales u otras enfermedades abdominales y obstrucciones que pueden requerir intervención quirúrgica. Sin embargo, los hallazgos en ecografía abdominal que indican pancreatitis, como hinchazón o acumulación de líquido peripancreático, son más característicos de la enfermedad aguda o grave. Las imágenes pueden ser menos útiles para la pancreatitis crónica, más prevalente en gatos.

Algunos pacientes presentan signos clínicos leves, antecedentes normales y sin condiciones predisponentes. Tradicionalmente, los tratamientos diagnósticos en estos casos han sido dependientes del paciente, prefiriéndose inicialmente los cuidados de apoyo. Sin embargo, realizar pruebas de lipasa pancreática precozmente permiten un diagnóstico más temprano, lo que potencialmente conduce a un tratamiento más conservador y rentable e identifica casos subclínicos. Recuerde que esta es una enfermedad inflamatoria dolorosa y el nivel de gravedad también puede dar forma al régimen de control del dolor.

Los beneficios de una prueba cuantitativa de lipasa pancreática

Si bien una prueba cualitativa específica siempre es útil para confirmar una enfermedad, especialmente si permite una detección más temprana, una versión cuantitativa en la clínica proporciona numerosos beneficios adicionales. El resultado es un número definitivo que se ajusta a tres escenarios: Hay un punto de partida que indica la presencia o ausencia de la enfermedad y su gravedad, y los resultados de las pruebas posteriores pueden demostrar una mejora o progresión objetiva de la enfermedad. Un aumento en el valor cuantitativo de la lipasa pancreática sugiere un empeoramiento de la inflamación, orientando los ajustes o adiciones al plan de tratamiento actual. Por el contrario, una disminución en el valor cuantitativo de la lipasa pancreática indica mejoría o resolución de la enfermedad, lo que puede llevar a modificar o suspender el tratamiento.

Los veterinarios frecuentemente ven pacientes caninos y felinos con signos clínicos que sugieren pancreatitis. Las pruebas de lipasa pancreática pueden mejorar los resultados del paciente al evaluar cuantitativamente la gravedad, guiar las decisiones del tratamiento y monitorizar las respuestas de la terapia.

Referencia

Steiner JM. Páncreas exocrino. En: Steiner JM, ed. Small Animal Gastroenterology. Hannover, Alemania: Schlutersche; 2008: 285-293.

Natalie Marks
DVM, CVJ

La Dra. Marks es veterinaria, ex propietaria de un hospital veterinario, consultora, experta en medios, educadora nacional e internacional e inversora ángel con más de 20 años de experiencia. Es una comunicadora apasionada en múltiples formatos de medios, como revistas de la industria y conferencias nacionales. Ha ganado muchos premios de la industria, incluido el Premio Dr. Erwin Small First Decade, otorgado al veterinario que más ha contribuido a la medicina veterinaria organizada en su primera década de práctica. Otros premios notables que ha recibido son el de Veterinario del Año reconocido a nivel nacional por Petplan (2012), el de Veterinario Favorito de Estados Unidos por la Fundación Médica Veterinaria Estadounidense (2015) y el de Veterinario del Año de Nobivac por su trabajo sobre la influenza canina (2017). Los puntos de vista y opiniones contenidos en este artículo son propiedad de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de The Vetiverse o IDEXX.