Qué nos cuenta la gravedad específica de la orina sobre nuestros pacientes

Un error que los veterinarios suelen cometer al principio de sus carreras es intentar evaluar la función renal solo con un análisis de sangre. Sin embargo, contar también con un análisis completo de orina —llamada sabiamente «el oro líquido» por algunos— y con la relación de proteínas-creatinina (UPC), ayuda a tener una imagen mucho más exhaustiva de la salud de los riñones. Cuando observamos la gravedad específica de la orina, no solo nos ofrece el contexto necesario sobre el estado de hidratación, sino que también nos ayuda a calificar la función renal al interpretarla con los biomarcadores funcionales del riñón. Este dúo de evaluación es fundamental para evaluar de una manera fiable la salud renal de sus pacientes.

Para que un veterinario pueda interpretar correctamente estos resultados, primero hay que saber qué se entiende por «normal». El estándar normal de la gravedad específica de la orina —también gravedad urinaria específica (GUE)— puede variar significativamente en función de la especie animal y del animal individual. A continuación veremos qué hay que tener en cuenta sobre la diversidad de los valores normales de GUE, y ofreceremos consideraciones esenciales para el personal veterinario a la hora de realizar el análisis de orina.

¿Qué es la gravedad específica de la orina?

El primer dato necesario para interpretar la orina suele ser la gravedad urinaria específica, que se define como el peso de un volumen de orina respecto del peso del mismo volumen de agua destilada. La GUE de un paciente nos ofrece una valiosa información sobre la capacidad que tienen los riñones de concentrar o diluir la orina dentro de los túbulos renales1. Mientras que calcular la osmolalidad es, técnicamente, más preciso, no es un cálculo práctico en las consultas veterinarias diarias. En lugar de esto, la GUE puede leerse fácilmente colocando una gota de orina en un refractómetro.

Valores normales de referencia de GUE y consideraciones específicas de cada especie

Para evaluar con la mayor exactitud posible la GUE de un paciente, es importante conocer el rango normal para cada especie. En cuanto a la GUE, puede haber diferencias en función de determinados factores como la edad, la textura de la dieta, la frecuencia de ingesta de agua e, incluso, el tipo de refractómetro empleado. Siempre es importante considerar en la interpretación el estado clínico actual del paciente con los resultados del laboratorio. Un rango frecuente de la gravedad específica de la orina en gatos y perros sanos oscila entre 1.001-1.085 y 1.001-1.075, respectivamente2. No obstante, un estudio realizado a 66 gatos macho adultos reveló un rango de GUE de 1.023-1.084 con solo 8/104 mediciones que presentaban una GUE <1.0354,6. Otro estudio reveló que el 85 % de 99 gatos de edad media y ancianos tenían una GUE >1.0354.

Se observa una diferencia similar en los pacientes caninos: un estudio analizó muestras recogidas arbitrariamente de perros sanos y reveló rangos de 1.006 a >1.050, con las muestras de la mañana más concentradas que las muestras de la tarde5. La hora de la toma de las muestras no parece afectar a los niveles GUE de los gatos6,7. Uno de los motivos hipotéticos de las diferencias en las especies puede deberse a los distintos estilos de vida. Los perros tienden a ser más activos durante el día y la ingesta de agua suele estar relacionada con esta actividad, mientras que los gatos son nocturnos y están más activos durante la noche, así como durante algunos momentos concretos del día. En consecuencia, el consumo de agua en gatos suele distribuirse a lo largo de las 24 horas.

Otros factores que deben tenerse en cuenta al evaluar la GUE

La diferencia entre especies no es lo único que afecta a la gravedad específica de la orina. Mientras que el sexo no parece desempeñar un papel importante en este sentido, la edad sí que influye en la GUE. Un estudio realizado a 29 gatitos reveló que estos tienen una GUE similar a la de los gatos adultos a las ocho semanas de edad8. No obstante, tanto en los perros como en los gatos, la gravedad específica de la orina se reduce conforme el animal va envejeciendo5.

En un estudio realizado a 950 gatos adultos, la GUE se redujo ligeramente conforme avanzaba la edad3. Esto puede proporcionarnos con una señal de alarma fácil y económica. Los gatos de más edad tienen una probabilidad más alta de tener una GUE <1.035 que los gatos de menor edad, lo cual podría explicarse por una mayor probabilidad de una enfermedad subclínica, y demuestra la necesidad de a realizar otras investigaciones.

Dieta, hidratación y estilo de vida

Otros dos factores que influyen directamente en la GUE y en su interpretación son la comida y el consumo de agua. Un estudio reveló que los gatos que consumen alimento enlatado o una dieta con alimento húmedo consumen más agua total y tienen una GUE más reducida que los gatos con alimento seco7. Esto se repitió en otro estudio, pero solo se detectó en gatas3, lo que puede revelar que la modificación en la dieta para tratar afecciones felinas en el tracto urinario inferior puede no ser tan eficaz en gatos macho como lo sería en hembras. Además, la ingesta de agua afectará a la GUE, ya que en los gatos macho adultos se había reducido la GUE tras el suministro de agua por vía oral en una proporción de 4-10 ml/kg9. Esto refuerza la importancia de llevar un historial de los pacientes, sobre todo el hecho de preguntarles por la hora del consumo reciente de comida y agua, con el fin de evaluar bien la correspondiente gravedad específica de la orina.

Deshidratación e hipostenuria

Es importante tener en cuenta el estado de hidratación y el cuadro clínico del paciente en el momento de evaluar la GUE. Un animal deshidratado con riñones sanos excretará una cantidad pequeña de orina muy concentrada, por lo que se incrementará la GUE. Si la GUE muestra isostenuria (GUE <1.030 en perros y <1.035 en gatos), se realizará un historial exhaustivo para valorar la administración reciente de fluidos y la evaluación de las concentraciones de creatinina sérica y nitrógeno ureico10,11.

Mientras que en pacientes aparentemente sanos pero deshidratados se observa una GUE incrementada, solo una reducción en la GUE o en la capacidad de concentración de la orina será clínicamente significativa por su asociación como posible indicador precoz de la enfermedad renal crónica, en caso de ausencia de otras causas no renales de polidipsia y poliuria. Un estudio reveló que cuando la GUE se reduce >36 % en posteriores lecturas en un gato sano, hay un 95 % de probabilidad de que sea una reducción real en la capacidad de concentración renal frente a variaciones fisiológicas o de laboratorio12.

Entender los factores que influyen en la GUE es fundamental para evaluar de manera fiable la salud renal. Este enfoque exhaustivo es crucial para diagnosticar y atender correctamente a los pacientes.

Referencias: https://www.thevetiverse.com/en/latest/references-urinalysis/

Natalie Marks
DVM, CVJ

La Dra. Marks es veterinaria, ex propietaria de un hospital veterinario, consultora, experta en medios, educadora nacional e internacional e inversora ángel con más de 20 años de experiencia. Es una comunicadora apasionada en múltiples formatos de medios, como revistas de la industria y conferencias nacionales. Ha ganado muchos premios de la industria, incluido el Premio Dr. Erwin Small First Decade, otorgado al veterinario que más ha contribuido a la medicina veterinaria organizada en su primera década de práctica. Otros premios notables que ha recibido son el de Veterinario del Año reconocido a nivel nacional por Petplan (2012), el de Veterinario Favorito de Estados Unidos por la Fundación Médica Veterinaria Estadounidense (2015) y el de Veterinario del Año de Nobivac por su trabajo sobre la influenza canina (2017). Los puntos de vista y opiniones contenidos en este artículo son propiedad de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de The Vetiverse o IDEXX.